EL BIENESTAR DEL PERRO DE TERAPIA
Ahora más que nunca llegan continuamente a nuestros oídos ideas, teorías, rumores, vivencias… acerca de los beneficios para el ser humano con la ayuda de las terapias asistidas con animales. Pero lo que desconocemos por completo es cómo está sintiéndose ese perro de terapia.
Como terapeutas y adiestradores/educadores caninos debemos velar en primer lugar por el bienestar de nuestro animal de terapia en las sesiones realizadas.
Existen una serie de señales que nuestro perro emitirá antes, durante y después de la sesión de terapia que nos indicarán si ésta ha resultado placentera para nuestro perro o si por lo contrario ha resultado estresante y nada beneficiosa para él.
Para valorar si nuestro perro ha disfrutado de la sesión, que es un objetivo primordial en nuestro trabajo diario, mientras que buscamos beneficios y bienestar en el ser humano, nuestro perro debe sentirse bien y disfrutar de las actividades propuestas en la terapia con las personas.
Si el perro no disfruta o se siente incómodo en la sesión le estamos perjudicando, estamos propiciando estados de ánimo perjudiciales para él.
Estos estados de ánimo podrán generar conductas indeseables y posiblemente trastornos posteriores.
Al principio como signos que podremos observar de una mala gestión del estrés son enfermedades como: pérdida de pelo, de peso, caspa, cansancio crónico o problemas de piel, entre otros inconvenientes. Todo esto nos indicará que el nivel de estrés soportado es elevado y no sabe gestionarlo adecuadamente
Es muy importante hacer una buena selección del perro de terapia, que éste reciba un buena educación para ello, y por último que sepa disfrutar de los intercambios de emociones en las sesiones de terapia.
No todos los perros por ser educados y tener un buen comportamiento ya están preparados para ser un perro de terapia, hay muchos factores a los que el perro debe acostumbrarse y asociarlos como algo bueno para él, además deben aportar muchas cualidades para la buena capacidad y gestión de las diferentes situaciones.
En toda sesión al perro se le somete en mayor o menor cantidad a estrés, a situaciones estresantes, nuestro perro debe estar acostumbrado a gestionar el estrés para que estas situaciones no le perjudiquen.
Antes, durante y después de la sesión hay que estar muy pendientes de las señales de estrés que el perro pueda manifestar, para ello los responsables en educación canina deben observar de manera minuciosa todas las señales del perro, y saber actuar en cada momento para la tranquilidad del perro.
Nosotros trabajamos con técnicas para reducir el estrés del animal, tanto antes como después de la terapia.
Ejercicios de olfato y cognitivos (que le hagan razonar), harán que nuestro perro se relaje disminuyendo así los niveles de estrés que se puedan generar o haber generado.
Por Carlos Calatayud y Pilar Fraga